El francés Kazy Lambist, un referente global del electro-pop, presenta su segundo disco, "Moda", en el que el Mediterráneo ejerce de simbólico hilo conductor. Música acogedora y panorámica, sofisticada y hedonista, volátil y elegante, que preserva siempre el equilibrio entre refinamiento y placer.

Kazy Lambist navega persistentemente por el reino de sus sonidos sin fricciones y conflictos, con una música a la vez acogedora y panorámica, sofisticada y hedonista, volátil y elegante, relajada pero llena de carácter. Mientras que otros recurren a su arsenal electrónico por medios más agresivos, Lambist, inspirado por la sensualidad y las emociones, se niega a limitarse a ciertos nichos musicales restringidos. No es de extrañar en un artista que se ha esforzado por traspasar los límites desde sus inicios, buscando ofrecer una visión amplia a su audiencia, invitando a los oyentes a soñar despiertos en su hamaca, bailar en un acogedor salón o en una hipnótica pista de baile bañada por el sol... Su primer éxito viral, “Doing Yoga”, le valió el premio del público al nuevo talento Inrocks Lab en 2015, el respaldo entusiasta del director de cine Guillermo del Toro y también le llevó a una colaboración con el diseñador de moda Jean-Charles de Castelbajac. Tres años después, con el álbum “33 000 Ft” (2018) se hizo artista estelar en la escena electro-pop.

Ahora Lambist ya está listo para lanzar el segundo capítulo, “Moda”, un LP de casi seis años de elaboración que no debe confundirse con el resultado de una silenciosa inercia artística. Porque este francés (nacido en Montpellier hace 32 años) nos ha deleitado mientras tanto con el alegre EP “Sky Kiss” (2020), con una convincente colaboración con Jean-Benoît Dunckel (Air), que dio una vida nueva y más clásica a algunos de sus primeros éxitos en el EP “Decrescendo” (2021) o con algunas andanzas más exploratorias, como por ejemplo el sencillo “Nasty” (2022) junto al rapero italiano Tutti Fenomeni.

También ha hecho bailar al mundo con sus shows en directo y sus sesiones de DJ, confirmando su atractivo global con un sencillo con certificación de platino (“Love Song”), cinco singles con certificación de oro (el arriba mencionado “Doing Yoga”, “Headson”, “On You”, “Annecy” y “Work”), así como con la gira mundial que culminó con un tour de veinte conciertos por Estados Unidos junto a su compatriota Kid Francescoli. En el podio de su aclamación internacional está Turquía (Estambul es su tercera ciudad con más oyentes mensuales en Spotify, tras París y México D.F), donde su éxito se estableció firmemente tras una serie de conciertos y una residencia de mes y medio en el barrio artístico de Moda, situado en el lado asiático del estrecho del Bósforo e inspirador del título de nueva obra. Un disco que presenta gran cantidad de elementos instrumentales y cameos de diferentes orígenes, entrelazando sonidos electrónicos con otros más orgánicos. Geográficamente expansivo, se inspira en Turquía, Italia (donde vivió dos años durante la concepción del álbum), el sur de Francia (su Montpellier natal) y el Mediterráneo como simbólico hilo conductor.

“Moda” -que verá la luz en junio- narra historias de amor, buscando tanto el éxtasis sonoro como el dolor introspectivo (“After All”), combinaciones que rezuman suficiente suavidad (“Italian Way”) o reflejos dorados (“Somebody To Love”), para brillar a velocidades variables y adaptarse mejor al estado de ánimo del oyente. Es un disco que explora más allá de las fronteras, preservando siempre un equilibrio entre refinamiento y placer. De momento ya se ha publicado, a finales de enero, el primer single de adelanto, "Lost".